Luis Franco
Toda mi piel está tatuada
y mi sangre y lo que lleva más allá de mi sangre.
Tatuadas llevo noches y más noches y noches
de tinieblas cerradas y estrellas ventaneras.
Y auroras desfilando en vuelo de flamencos.
Y el mar con sus mareas de ida y vuelta
como la savia de los árboles.
Y helechos publicando la pubertad primera de la tierra
y bosques cobijando sus dédalos nocturnos.
Y tardos delegados del abismo.
Y esculturales y ágiles transeúntes de los prados.
Y pájaros con su alta rima de canto y vuelo.
Y un simio entre los simios izando el chato cráneo
hasta el dintel de la conciencia
y trocando sus remos delanteros
en sus manos replasmantes de las formas del Génesis.
Y el todo en incesante emigración y cambio.
Y el viejo Adán volviéndose a medias al pasado
y el aún nonato haciendo señas desde el futuro.
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