RM
Entre papeles y muertas honras
cae el día, el cielo
del verano.
Mi juventud está allí,
en el amarillo sobre portugués,
en unas palabras que la tinta
y el deseo van desvaneciendo.
¡Oh juventud, terreno solitario!,
día antiguo de la tarde;
quizás una golondrina
o las pesadas nubes
encima del mar nos recuerden,
sonrientes.
Tal vez una barca fenicia
esté rompiendo la onda fría,
serpenteante,
dentro y profundo en mis ojos,
honda y oculta, sin esparcimiento.
¡Sí, el aire, el color azul y la ropa dorada!
¡Tiempo!, rama de honor, espacio delicioso,
ve conmigo
estas existencias, estas atadas nieblas,
que aún no han callado.
Y luego, antes, después, aprisa, aún, todavía,
siempre, ¡nunca!, serán del olvido.
Afuera quedará este cielo, tanto viento,
como la arena vacía sobre las banderas.
Poema extraído de:
El cielo de las alondras y las gaviotas
1963 . Ricardo Molinari
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