11.12.07

El Gran Dictador (1940)
Charles Chaplin


Lo siento, yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio.Yo no quiero mandar ni conquistar a nadie. Quisiera ayudar a todos de ser posible: Judíos... gentiles... negros... blancos...Todos nosotros queremos ayudarnos uno al otro.Los seres humanos somos así, queremos vivir para la felicidad del otro. No su desgracia. No queremos odiarnos o despreciarnos uno al otro. En este mundo hay lugar para todos y nuestra Tierra es rica y a todos puede alimentar. La vida puede ser libre y hermosa. Pero hemos perdido el rumbo, la codicia ha envenenado el alma del Hombre, ha dividido al Mundo con barricadas de Odio, nos ha sumergido en la desgracia y un baño de sangre. Hemos desarrollado velocidad pero nos encerramos en nosotros mismos. La maquinaria que nos da la abundancia nos ha dejado con falta. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínico. Nuestra inteligencia, duros y desconsiderados.Pensamos demasiado y sentimos muy poco, más que maquinaria, necesitamos humanidad. Más que inteligencia, cortesía y bondad. Sin estas cualidades la vida será violenta. Y todo estará perdido. El avión y la radio nos han acercado entre nosotros, la naturaleza misma de estos inventos clama por lo bueno que hay en el Hombre, clama por la fraternidad universal y la unión de las almas. Aún ahora, mi voz llega a millones a través del mundo, millones de desdichados, hombre, mujeres y niños. Víctimas de un sistema que lleva al hombre a torturar y a encarcelar inocentes. Para aquellos que me pueden oir les digo: No desesperen, la desgracia que nos aqueja es tan solo la muerte de la codicia, el resentimiento de hombres que temen el progreso de la especie humana. El odio del hombre pasará y los dictadores morirán; y el poder que le arrebataron al Pueblo volverá al Pueblo y en tanto los hombres den la vida por ella, la Libertad no ha de perecer.
¡Soldados! ¡No se sometan a las bestias!
Hombres que los desprecian y esclavizan, que en nada valoran vuestras vidas y que les dicen que hacer,que pensar,que sentiry los martirizan, tratan como ganado
¡Inútil carne de cañón!
¡No se sometan a esos engendros! mitad hombre, mitad máquina. Con mentes de máquina, ¡y corazón de máquina! ¡Ustedes no son máquinas! ¡No son ganado!

¡Son hombres!

y en sus corazones aman a la humanidad, no odian, ni viven para el odio. El rechazo a todo lo que es natural.

¡Soldados, no peleen por la esclavitud, peleen por la Libertad!

En los libros sagrados está escrito: El Reino de Dios está dentro del Hombre. No un solo hombre. No un grupo de hombres... ¡sino de todos los hombres! Y ustedes, el Pueblo, ustedes tienen el poder. El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad. ¡Ustedes, el pueblo, tienen el poder de hacer esta vida libre y hermosa, de hacer de esta vida una aventura maravillosa!
Entonces, en nombre de la democracia...

¡Ejerzamos ese poder! ¡A unirnos todos ya!

Peleemos por un mundo nuevo, un mundo decente, que le dé al Hombre la oportunidad de trabajar, que les de a todos un futuro y a todas las edades, seguridad. Fue prometiendo estas cosas que las bestias llegaron al poder, pero mienten, ni tienen intención de cumplir la promesa... ¡Nunca lo harán!

¡Los dictadores se hacen libres a ellos mismos... pero esclavizan al Pueblo!

¡Luchemos nosotros ahora para cumplir la promesa!

¡Luchemos para hacer al mundo libre!

Para acabar con las barreras nacionales, para acabar con la codicia, el odio, la intolerancia, peleemos por un mundo en que reine la Razón, en que la ciencia y el progreso conduzcan a la felicidad de todos los hombres.

¡Soldados! ¡En nombre de la democracia... a unirnos todos ya!