30.3.09

Capítulo XII
EL CINE DE MAÑANA

(…)

Los monopolios han extraviado al cine de su verdadera misión. El verdadero cine del porvenir, el que ha estado elaborándose desde treinta años en una parte cada vez más extensa del viejo continente, será aquel en que el trabajo colectivo dará toda su fuerza a las personalidades, a los individuos, a los artistas; aquel en que el comercio internacional permitirá a los países expresar su propia alma con plenitud, dándose a conocer mejor gracias a las películas; aquel en que el público tendrá modo de solicitar obras que correspondan a su gusto y a sus deseos más profundos; finalmente, aquel en que cada progreso técnico irá acompañado de un mejoramiento de las formas artísticas, y más aún, del contenido, y finalmente, de la cultura de todos y de cada uno.


León Moussinac, que ha llamado a este último medio siglo la edad ingrata del cine, describe su porvenir en conclusiones que recogemos aquí como propias de este pequeño libro:

“El cine va a iniciar la etapa de su juventud… Expresará el combate del hombre y el combate de los pueblos que tratan de hacerse dueños de sí mismos y de la naturaleza. Así será, al fin, la expresión de este Renacimiento del Mundo que los hombres y los pueblos han emprendido con su sangre y que lograrán a fuerza de pensamiento y de experiencia. Será verdaderamente una nueva etapa de la civilización; pero el cine no alcanzará la cúspide de su perfección sino cuando los pueblos hayan alcanzado la cúspide de la libertad… El cine, en su forma definitiva, dirá la unidad humana. Para eso ha nacido.”

EL CINE – Breviarios
G. Sadoul
(1948)

25.3.09

CANCIÓN DE LOS NIÑOS CON HAMBRE
a González Pacheco
LF

¿Qué aún se ignore que el hambre es
peor que todos los inviernos?
Se me saltan los ojos
y los pulsos, ebrios.
Mi rebelión aúlla oscura
más que en la nieve lobo hambriento.
Cantaré como los piratas
pulsando con el viento
y el alma desterrada
el cordaje velero.

Que ignoréis lo demás, no importa:
hay niños con hambre, sabedlo.
Niños que lloran
con llanto de hombres, oh cielos.

Para que ocurra,
sabedlo,
que el sanhedrín de mercaderes
que regentea el mundo entero,
y los que guardan sus espaldas,
esté contento, estén contentos…
(por la hidrografía,
ay, del llanto ajeno,
navega la flota
de los monederos)
el mundo, el mundo se contempla,
ved, de sí mismo prisionero,
de su propia dureza, digo,
igual que un río de sus hielos.

Y tiene que haber y hayle,
es cierto,
ríos de hormigas, cordilleras
de falsía y desprecio
(palomas empollando
huevos de víbora estoy viendo)
y tan profunda erudición
de desencanto y sufrimiento,
y tantos rincones del alma
con telarañas y murciélagos,
y Jobes vestidos de lepra
sin más báculo que el lamento,
y golpes de tos o de sangre
en que alienta todo el infierno
como en ola de tempestad
todo el océano.

¿Infierno? No,
que no hay infierno:
hay corazones congelados.
Eso es todo, sabedlo.

Gentes que hablan con palabras
más encendidas que los besos
justamente cuando se miran
con ojos de témpano.
Oh, todo eso,
en tanto discuten el mundo
diplomáticos y barberos,
y las ganancias de los rábulas
como tumores van creciendo,
y doquier hay niños con hambre,
o muertos de hambre ya, creedlo,
y hay que los ángeles del hombre
(los tiene el hombre aún, no miento)
tapan sus ojos con sus alas
para no ver, para no verlos.

¿Para qué el mundo, entonces?
¿Y para qué los parlamentos
o los motores o los héroes
o el verso?
¡Y no preguntes para qué
siglos de rezos!

Si a alguien colgara yo mi pena
le quebraría el cuello.
Mordiendo los sollozos
madrugaré a chiflar al viento,
el que hurta los robles podridos,
el que cabalga los incendios.

Porque he aquí
que yo traigo un secreto:
el alma nocturna del hombre
va amaneciendo.
Y un día van a jubilarse
al fin los monederos,
y ese día comerán todos,
aun los más trágicos hambrientos
de hambre de pan o de espíritu.
Y tan sólo por ello,
el mundo corcovado
de fraudes y de inviernos
va a renacer un día:
ya renacer lo veo
temblando en la luz cual patito
recién egresado del huevo,
y ya su ritmo de cuna,
oh cielos,
y una canción de cuna
al mundo van naciendo
y aletea, aplaudiendo, el ángel
que el hombre aullante lleva adentro.



...
por la hidrografía,
ay, del llanto ajeno,
navega la flota
de los monederos
...


24.3.09

MUDRÁ
Un gesto de cariño

un gesto de pacificación
un gesto de tolerancia.


Un gesto sentido

un gesto profundo
un gesto de bendición.


Manos que acarician

manos que realizan

manos que toman las manos
de los compañeros

como diciendo a cada uno:

"cuenta con mi amistad,
soy tu amigo"


Sea cual fuere, el gesto del Yôga
transmite la fuerza y el amor

que brota de la esencia del alma
e irrumpe por las propias
manos...

¡Eso es mudrá!




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el café con dos cucharaditas de azúcar
...


9.3.09

Creía yo
MF

No a todo alcanza Amor pues no puede
romper el gajo con que Muerte toca.
Mas poco Muerte logra
si en corazón de Amor su miedo muere.
Mas poco Muerte logra, pues no puede
entrar su miedo en pecho donde Amor.
Que Muerte rige a Vida, Amor a Muerte.